Desde el descubrimiento de la doble hélice
del ADN a mediados del siglo XX, las aplicaciones de las diferentes áreas de la
genómica, genética y transcriptómica, han tenido un auge significativo y con
alcance a numerosas actividades humanas.
Con la posibilidad de estudiar un gen
particular o un genoma completo mediante herramientas biotecnológicas, los
avances en el ámbito ambiental, de salud y agrícola han sido impresionantes.
Hoy en día se encuentran disponibles más de un centenar de genomas de
diferentes especies, y secuenciar un genoma humano ha bajado drásticamente de
precio, llegando a costar solo un par de miles de dólares.
Otro de los avances importantes en el área,
fue el desarrollo de los Organismos Genéticamente Modificados. Las primeras
pruebas de campo a pequeña escala de las variedades de plantas genéticamente
modificadas, fueron plantadas en EE.UU. y Canadá en 1990, seguidas de la
primera versión comercial de cultivos genéticamente modificados en 1992. Desde
ese momento, pese a las múltiples dificultades en términos de investigación y
bioseguridad, la adopción de esta tecnología ha ido en aumento a nivel global,
si bien es una de las varias técnicas utilizadas para el mejoramiento genético.
El CBUdeC, utilizando distintas herramientas
de biología molecular, tiene la capacidad de generar trazabilidad genética en
moluscos, genotipificación, estimación de valor genético para selección
temprana de especies, detección de patógenos, detección de organismos
genéticamente modificados, análisis bioinformático ensamble genoma,
transcriptoma y generación de marcadores moleculares, mejorar rendimiento y
producción de metabolitos de interés, producir especies mejoradas -no
transgénicas-, que permiten impactar en el ámbito ambiental, agrícola, acuícola
y forestal, principalmente.
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